lunes, 8 de septiembre de 2008

Guillenazo

(Por Francho)

Domingo 7 de Septiembre. 7:00 de la mañana. Hora de acostarse un domingo, en este caso a esa hora suena el despertador.

Tostada con zumo pal cuerpo y a casa de los progenitores a coger la biciclieta, mochilagua y demás utensilios de cara a pasar la mañana sufriendo-disfrutando por los caminos.

A las 8:10 estábamos cargando las bicicletas en el Cubosmóvil y arrancando en dirección a Guillena.

Nada más llegar nos quedamos sorprendidos por la gran cantidad de gente con bicicletas que estaba en el mismo punto de nuestra salida. Aquello parecía que era el punto de salida de la etapa de la Vuelta a España. Después de un pequeño incidente al quitar un pincho en la rueda de Cuberos (cambio de cámara por medio), salimos con un ritmillo alegre hacia nuestro destino.

Los primeros kilómetros son de charla animada con mi compañero, contemplar el paisaje y esquivar a los conejos que se cruzan en nuestro camino. Paramos en un mirador a hacernos las típicas fotos y a comer la primera barrita.

El camino hasta el momento es semillano, subidas y bajadas constantes pero bastante cortas. Así llegamos al kilómetro 18.

A partir de ahí, con la presa entre ceja y ceja, hacemos una bajada corta pero intensa que nos lleva a los pies de la cuesta de los toros.

Mi compañero y guía me indica que es mejor no quemarse en esta subida, que ha visto a gente de nivel pedir compasión más adelante por cebarse en ese momento, creo que lleva razón así que establezco un desarrollo cómodo y subimos poquito a poco. A mitad de la subida (el puto sol salía cada vez que la carretera se empinaba), Cuberos decide apretar y se marcha a un ritmo imposible para mí, hacia arriba. Va la cosa bien, sigo con mi ritmo, aprieto los dientes y seguimos subiendo.

Casi ya llegando al final, mi culo me dice que ya basta, que no soy Freddi Mercury y no estoy acostumbrado a excesos. De plato pequeño a mediano. Me levanto, momento de rabia, sé que esa cuesta no va a poder conmigo y tampoco me va a hacer perder la dignidad. 200 metros más arriba vuelvo al sillín, plato pequeño.

Un poco más adelante está Cuberos esperándome, hablando con otros chavales. Seguimos un poco más adelante para hacer una pequeña parada rodeado de cerdos y toros. Hemos vencido otra vez a la cuesta de los toros, me he visto bien. He subido a ritmo y cuando he necesitado fuerza mis piernas no me han fallado. Las pulsaciones han llegado a 130.

Llegaba en ese punto un poco de descanso. Bajada de aproximadamente 3 km por camino de tierra con baches. Justo antes de llegar nos adelanta un coche. Empezamos la bajada, primero Cuberos y detrás yo, poco a poco vamos cogiendo velocidad, alcanzo a Cuberos e incluso lo rebaso un poco, deben quedar como 500m para terminar la bajada, hemos alcanzado al coche que nos adelantó. 55km/h marca el GPS de Cuberos...

Después de esta trepidante bajada nos encontramos con el muro que nos separa de Castilblanco de los arroyos, hay que echar el resto. La primera parte de la subida la hacemos a un ritmo bueno, bajo mi punto de vista. Cuberos debe ir sobrado porque se dedica a inmortalizar mi sufrimiento haciendo fotos sin parar la bicicleta. Llega un terreno de semi-llano, más que descansar me duelen más las piernas. Finalmente y ante tremenda emoción y bonito paisaje aparece Castilblanco.

Castilblanco de los Arroyos más conocido como EnEstePuebloNoHayNiUnPutoCharco debido a sus empindas calles nos ofrece una bonita subida. Pueblo típico de sierra que nos recibe con la calle Pasionaria nada más entrar. Muchas pintadas infantiles contra la guerra y otra cosa que nos sorprende... flechas amarillas... sí, estamos en el Camino de Santiago.

Decidimos no parar en el pueblo, salimos por un camino de la muerte paralelo a la carretera, sendero del demonio, ruta maligna. Seguro que el senderito por el que se llega a las puertas del infierno es más agradable. Finalmente, y tras varios intentos de caida, decidimos pasar a la carretera asfaltada, para algo somos una civilización avanzada.

Igual hacemos un kilómetro de carretera asfaltada. Nos salimos por otro senderito con piedas. Cuberos me avisa, no se puede correr, hay piedras en el camino. Yo pienso que exagera, pobre de mí.

¿Piedras? Eso no eran piedras, eso parecía una calle de Gaza tras pasar tanque israelíes. El orgullo puma a flor de piel. A jugárnosla, amorticemos nuestros cascos chungos del Decathlon.

Cuberos una vez y yo dos, ponemos el pie en tierra para no caer. Los huevos no me dejan tragar saliva, pero no puedo parar. Frenando lo justo. Los dos pensamos en lo que habría disfrutado nuestro amigo moro por ahí.

Finalmente llegamos a un polígono industrial (asfalto... que delicia), carretera y final de ruta.

El post-ruta se realiza en el Rincón Argentino. Una caña y un montadito de media viena con patatas fritas. ¡¡Viva Argentína!!

Resumen: Gran ruta. Grande. Buenas subidas, bajadas muy técnicas y tramos rompepiernas. Mereció la pena el madrugón, eso sí, no es apta para todos los públicos.

Nota mental: Nunca realizar esta ruta al revés. Nunca.

Esta entrada se publica simultáneamente en Atleta Pepineitor.

4 comentarios:

José Antonio Cuberos dijo...

La verdad que de las tres veces que he hecho la ruta, eres el acompañante que ha acabado mejor.

El orgullo puma sigue avanzando.

Tengo ya preparada otra cosilla, esta vez por Aznalcollar.

Francho dijo...

Quién dijo miedo.


Además, cuando un integrante del Pepineitor va a desfallecer, el ORGULLO PUMA sale a flote y lo empuje hacia su meta.

Leni dijo...

Jajajaja que envidiaaaa!! Francho, hice una buena definición de la bajadita del camino de santiago en mi crónica? jejejeje me he puesto nerviosa de leer esto. Este mismo sábado empiezo de nuevo a darle cañaaaaa!!!

Francho dijo...

Sí, sí.

Creo que la definición "era una mezcla entre un sendero de mierda y un puto rio" es bastante acertada.

Ya pondremos fotos.