Magnifica mañana de Sabado que pasamos los miembros activos de la S.B Pepineitor por la Sierra Norte de Sevilla.
Nos levantamos temprano, a eso de las 8:10 estabamos ya con las bicicletas montadas en los coches y rumbo a Constantina, esto de madrugar ya es costumbre para las mañanas de los Sabados.
Sobre las 9:30 llegada a nuestro punto de origen, Constantina, allí nos encontramos con un compañero hispabiker de Cuberos, David, que a última hora se iba a unir a nosotros en nuestro paseo, por supuesto el chaval estaba como cuatro o cinco peldaños por encima de Jorge y de mi en lo que a dar pedales se refiere, pero es lo que hay...
Pues descargamos las bicis y empezamos a dar pedales, el tiempo parece acompañar, no hace mucho frio y el cielo esta bastante despejado. En el inicio unos cuantos repechos para ir calentando las piernas, ultimamente Cuberos le esta cogiendo gustillo a esto de empezar cuesta arriba, el camino ya empieza a ser muy bonito rodeado de castaños por completo.
Tras unos kilómetros por este paraje, salimos a campo mas abierto y comienza el cruce de vallas, la verdad es que perdí la cuenta de cuantas saltamos y cuantas atravesamos, aunque en esta primera parte todavía no tuvimos que practicar el salto, las vallas estaban abiertas y solo teniamos que parar para abrirlas, por supuesto despues volviamos a cerrarlas. Pues como decía salimos a campo más abierto y nos metemos directamente en una especie de dehesa con los cochinos por allí en plena libertad, el camino no estaba casí marcado y daba la impresión de ir sencillamente por en medio del campo, también en este tramos pasamos los primeros charquillos, mas natural imposible, bien por el camino escogido!
Despues de este trozo el camino se volvia más cerrado, una diminuta senda rodeada de vegetación, si el tramo anterior me había gustado este más aun, con esto llevabamos recorridos 15 kilómetros solamente, pero 15 kilometros que merecían y mucho la pena.
Tras este tramo salimos paralelos a la via del tren que lleva a Cazalla, ya dejamos un poco de lado esos caminos poco recorridos para ir por vias mucho más transitadas, eso si, el paisaje seguía mereciendo la pena, pues continuando llegamos a la estación de tren de Cazalla de la Sierra, llegados a este punto no puedo dejar de recordar que fue este uno de los sitios de creación y origen de la S.B Pepineitor y como tal pongo algunas fotos del pasado.
El paquetismo era absoluto, pero aquel dia nos lo pasamos genial.
Volvemos a la estación de Cazalla y tomamos la via verde de la Sierra conocida por todos, un camino bien conservado y cuidado para disfrute de todos los aficionados a la bicicleta como se pudo comprobar dada la cantidad de gente que iba por la via disfrutando del dia, por este camino tomamos un desvio 100 por 100 Pepineitor, nos desviamos de la via verde simplemente para cruzar un riachuelo, aunque no lo dijimos ninguno, todos esperabamos que alguno resbalara y pusiera pie en agua, si, reconocedlo...
Justo despues del cruce se produjo el único incidente mecánico del dia, Cuberos tenia problemas con los cambios pero tras 10 minutillos pudimos seguir con la ruta, poco problema tuvimos para los terrenos por donde nos metimos, poco despues retomamos la via y por otro desvio subimos una cuestecilla no excesivamente dura pero se atraganto un poco ya que vino de improviso, aqui digo lo de se atraganto a titulo personal, todos sabemos quien sufre y quien no.
Llegada al nacimiento del Hueznar, hacemos la típica parada para tomar algo y reponer fuerzas ya que quedaba algo más de la mitad de la ruta.
Tras el descanso rumbo al Cerro del Hierro por la via verde, aunque antes de llegar allí nuestro camino se desviaba definitivamente de la via, nuestro camino era otro, ya basta de las facilidades del asfalto, lo nuestro son los caminos llenos de tierra y si tiene piedras mejor...
Este tramo probablemente fue el más duro, si no en el momento, si se noto posteriormente en las fuerzas, el viento empezo a soplar con fuerza y fue un inconveniente molesto y que hizo perder fuerzas, a mi por lo menos. Desde aquí ya se podia divisar el mirador que iba a ser nuestra subida de verdad del dia.
Empieza la subida, al principio durante unos kilómetros por en medio del campo, por caminos sin marcar y con algunos tramos de piedra, a nuestro lado hay una carretera de tierra que sigue el mismo camino que el nuestro, pero eso es demasiado facil para nosotros y seguimos por los senderos de cabras, a mi esta zona me cuesta, vengo cansado del viento y estar subiendo por camino quebrado se me atraganta un poco.
Cuando ya no podemos continuar mas por senderos nos pasamos a la carretera para continuar la subida al mirador, unos tres kilometros totales de ascensión con una pendiente bastante digna para mi, aqui los mejor preparados se adelantan y los paquetillos quedamos a cola, a nuestro ritmo. Al final se sube basante bien y las vistas merecen la pena.
Hecha la foto de rigor bajada a todo trapo por la carretera, una buena bajada donde, como viene siendo habitual, yo me quede el último para cubrir las espaldas del grupo.
Una vez abajo Cuberos nos indica un desvio en el que dice que es la parte que no conoce y ha improvisado, eso no puedo mas que provocar miedo en una persona sensata y yo lo soy. Empieza la etapa del salto de la valla, una tras otra saltamos unas cuantas,es decir, bajar de la bici, pasar la bici, saltar valla y vuelta a la bici. Tenemos hasta estampida de cochinos jabalies que ni Jorge con sus conocimientos de karate avanzado hubiera podido detener si hubieran venido a por nosotros, en realidad esta parte del terreno por no tener ni siquiera senda marcada también resulta muy divertida.
La dificultad viene cuando llegamos al final del sendero y no hay puerta si no una valla de dificil salto, asi que nos apañamos como podemos para pasarla, algunos mas faciles y otros mas dificiles, como yo, que parezco que estoy poniendo un huevo en vez de saltar una valla...
También hubo aqui persución de un par de caballos a Jorge que no se muy bien que querian hacerle al pobre pero cuando me di la vuelta Jorge gritaba y dos caballos le perseguian, esto nos hizo acelerar para no acabar sodomizados por tales bestias.
Más y más vallas...yo no se cuantas...
La ultima senda un tanto pedregosa pero también divertida, con un saltito donde en anterior salida por lo visto alguno por desgracia se dejo la muñeca, nosotros ibamos avisados y este que esta aqui tuvo buen cuidado de pasar el saltito bien despacio.
Finalmente una vuelta atrás porque un señor amablemente y con berrido digno de un macho cabrio nos advirtio que no saltaramos la última porque eso era un camino particular, este camino nos habría devuelto al camino de castaños del principio, como no pudo ser los últimos kilómetros los tuvimos que hacer por carretera para llegar de vuelta, ya por fin a Constantina.
El fin de fiesta creo que ha sido dignamente reseñado en el post anterior, decir que no faltaron las cervezas de rigor, y que la comida faltó para el que llegara detrás nuestra.
Pasamos un dia de lujo, el camino nos encanto, desde aquí nuestro agradecimiento al capitan por tan magnífica ruta, una de las mejores que yo he hecho, ejeje y lo digo sabiendo que el número de rutas que he hecho es insignificante pero había que decirlo.
Hasta aquí, mi crónica.
Saludos
Yo os contaremos las aventuras y desventuras, encontraremos al Mapachito, llevará Jorge su anorak de nieve para el frío, todas esas cosas próximamente en su web.
JAJAJAJAJA no me he reído más en mi vida, por cierto que la gente de la barra creo que se asomó a ver si aquello era verdad o no, seguro que el camarero les dijo algo.
P.D: Hacer vosotros la crónica de la ruta de hoy que yo ya la hice la otra vez.
Fijaros bien en el perfil y en ese último repecho que nos creeremos que solo nos queda bajar hasta Constantina desde el mirador y nos encontraremos con ese regalito.
De Caño Ronco pusimos rumbo al Carambolo para hacer algunas bajadillas, menos Ortega que sufre un poco de caguitis aguda.
Los demás, cual corderos hacia el matadero, continuamos hacia arriba, llegando a los llanos del Endrinal para buscar el sendero que nos llevaría a la primera cumbre del día, el Simancón. En este llano se nos acopló una nueva pareja engañada. Pensaban que aquel grupo tan chungo debía ir bien preparado, porque llevábamos un GPS y cuerdas de escalada (luego descubrieron que eran las correas de los perros, pero ya era demasiado tarde). En dos horas y 20 minutos estábamos en la cumbre del Simancón. En la subida vimos dos buenos grupos de cabras montesas y buitres leonados (olían el engaño y nos vigilaban todo el rato). La ascensión fue "Freestyle", sorteando el pedregoso "no sendero", haciendo de ascensor de perros en algunas rocas. En la cumbre las vistas eran preciosas, se veían el Torreón (punto más alto la provincia de Cádiz y uno de los próximos retos), la Sierra de las Nieves, Sierra sur de Sevilla, Torcal de Antequera, el peñón de Gibraltar y parte de África asomaba entre nubes.
Decidimos no comer aun y hacerlo en el Reloj, para no tener que subir con la panza llena. En la bajada hacia el Reloj ya se entreveía el mal, teniendo que sortear una zona de piedras sueltas, zonas de piedras afiladas como cuchillos, zonas de grietas entre piedras, saltos entre piedras y su puñetera madre en piedras. A la derecha se veía la Charca Verde, lugar maldito donde los haya. En este tramo, Odi y Paca fueron a lomos de sus Sherpas perrunos. El tito Diego llevó a Odi hasta la cumbre y a perro Paca la fuimos llevando entre su dueña Leni y los demás turnándonos. Una vez en el Reloj paramos a comer, las vistas espectaculares también: se veía Ronda con su Tajo y una mejor perspectiva de la Sierra de las Nieves con el Torrecilla, otra de nuestras rutas pendientes. A pesar de encontrarnos a 1538m de altitud, seguía sin correr ni una ligera brisa que nos aliviase de ese sol justiciero cual Clint Eastwood en Harry el Sucio. El agua empezaba a escasear, aunque todos pensamos "total, ya solo queda bajar...." Craso error, amigos. Craso error.
A las 3 de la tarde comenzamos con la bajada a la Charca Verde maldita. No se veía camino alguno y todo era piedra afilada y grietas. A los perros había que llevarlos en brazos porque los pobres no podían con este tipo de terreno. De hecho, nosotros tampoco podíamos y tener que llevar un perro de 6-10Kg en un brazo no ayudaba mucho. Aquello parecía la Bruja de Blair. Veíamos la puta Charca Verde desde el principio, pero por más que bajábamos siempre estábamos igual de lejos. Aquello se convirtió en un infierno que duró hora y media, allí la Muerte nos dio por imposible y se dio la vuelta en busca de otras víctimas menos locas, o al menos, menos engañadas. Ya abajo en la charca maldita y sin agua alguna, con las bocas como alpargatas y las fuerzas muy mermadas, continuamos la ruta esta vez por un sendero con algunas piedras que nos supo a autopista serrana. Se veía la cara Este del Reloj de color blanco calizo e impresionaba que un rato antes estuviésemos a esas alturas. El campo estaba precioso, muy verde y pasábamos de zona de alcornoque a zona de pinar. Odi y Paca disfrutaron esta zona final, correteando hacia la cabeza y la cola del grupo, vigilando que la "manada" no se desperdigara ni se perdiera nadie.
La falta de agua cada vez hacía más estragos y el cansancio agudizaba cuando el GPS marcaba que faltaban aun 3km, aunque el buen humor se ve que es buen escalador y nos acompañó todo el tiempo. De repente, en un quiebro del camino divisamos el aparcamiento donde nuestros coches con sus "no pedregosos" asientos nos esperaban, junto con el agua. La bajada final era empinada por un sendero ratonero que aunque era terreno fácil comparado con lo que habíamos pasado, el cansancio hizo que viéramos algún que otro billetito de 5€.
Ya abajo, llegamos al camping y tras 6:40 minutos de ruta, nadie hubiera sido capaz de borrarnos la sonrisa de la cara, puesto que la ruta había finalizado y ya estábamos en los coches. Nos montamos y fuimos a merendar y beber cerveza a Grazalema.
Decir que el engaño vino por el track, no por Jose (portador supremo del GPS) ya que él también fue engañado, no como otras veces. La ruta fue una encerrona claramente, ya no por la subida, sino por lo roto del camino de bajada a la Charca Verde, que además se vio acentuado por llevar a los dos perros en brazos, el calor y la falta de agua.
