Este fin de semana pasado, nos habíamos propuesto Cuberos y yo salir con la bici. Habíamos quedado en un principio el sábado por la mañana, pero en vista de que no paraba de llover, lo dejamos. El domingo se repite la historia, y como a medio día deja de llover, quedamos en salir por la tarde, pero comienza a llover de nuevo... ¿qué ocurre cuando nuestros planes biciclistas se tuercen 3 veces seguidas? Pues que las ganas de salir pueden con todo lo demás. Nos llamamos por teléfono mientras pensamos cada uno por nuestra cuenta: "¿Acaso somos unos perdedores? ¿Acaso somos unos mierdas?". La conversación fue aproximadamente esta:
Leni: "Yo quiero salir, me da igual la lluvia ¿tú qué opinas?"
Jose: "Lo único que me preocupa es mojarme antes de llegar al coche.. Venga vale!!".
De esta manera, comenzaría la auténtica Ruta del Barro, cuyo track podéis ojear aquí. En total 40km, en el que llevamos una media aproximadamente de 17 y pico, salvo en un tramo de 1'5 km en el que invertimos 30 minutos al menos (ya descubriréis por qué). Por cierto que mi cuentakm ha muerto en esta ruta...
En Bormujos, punto de partida esta vez, nos vestimos con nuestros chubasqueros del Lidl y comenzamos la ruta en dirección a la Verea, bajando por la vía de servicio de la autopista. Ya por las calles de mi querido pueblo empezamos a notar que la poca gente que se digna a salir a la calle con lluvia nos señala y nos miran como si estuviésemos locos. Pasamos por el charco rumano lanzados, llevaba bastante agua.
Ponemos dirección a la Ermita de Cuatrovita por el Cordel de Triana a Villamanrique. En este tramo llevamos un ritmo alegre, y no encontramos demasiado barro, aunque la poca transpirabilidad del chubasquero ayuda a que nos sintamos húmedos por fuera y por dentro. Al llegar a la Ermita, nos hacemos algunas fotos con el movil.
Solo nos cruzamos a un par de biciclistas en toda la ruta, y fue en este tramo. También por aquí nos cruzamos con un prometedor grupo de jóvenes chungos y chungas en bici, lo que nos alegró mucho. Empezamos a tener la sensación de que solo llueve por donde nosotros vamos, puesto que detrás nuestra y en el horizonte se observa que no cae agua...
Decidimos sobre la marcha girar por el camino del rocio hacia Umbrete. Antes de llegar a dicha población, yo ya me venía sintiendo cierta sobrecarga en la zona del biceps femoral, y es que llevábamos un ritmo fuertecillo y un buen tramo con arena y agua donde costaba pedalear me había terminado de quemar. También a estas alturas había conseguido esquivar un par de caídas tronco, gracias a los tirones desesperados que le doy a los pedales.
Tras cruzar Umbrete, se acerca uno de los momentos grandes de la ruta. Entrando en Espartinas llega mi "caída tobogán" delante de las dos únicas personas (aparte de nosotros) en 5 km a la redonda que se encontraban fuera de sus casas. Típico repechillo de metro y medio de altura muy empinado, que ya habíamos pasado en alguna ocasión en seco. Tal y como nos acercamos le digo a Jose que eso no se puede subir con el barro... El piensa que sí, y de hecho lo sube sin problemas. Yo pienso que no, de hecho soy consciente de que no, y aun así intento subirlo (no sin antes soltar los automáticos). Jose desde arriba contempla con asombro como me cubro de gloria: Justo cuando casi estaba arriba me quedo clavada, pongo el pie en el suelo, y me resbalo entera hacia abajo con el barro junto con la bici. Testigos afirman que antes de tocar el suelo ya me estaba descojonando de risa.
En Espartinas fue donde tomé la siniestra decisión de volver subiendo por Gines en vez de por la vía de servicio de la autovía. CRASO ERROR, AMIGOS, CRASO ERROR... Saliendo de este pueblo maligno comenzó nuestro calvario. La tragedia se iba mascando poco a poco.. cada vez más barro del bueno (del pastoso).. hasta que llegamos al comienzo de la subida a Gines por el Cordel del Patrocinio. Le dije a Jose "Oye... por ahí... estooo... CÓMO COÑO VAMOS A SUBIR POR AHÍ? Bueno, quien dijo miedo!".
En este tramo de 1'5 km en subida invertimos 30 minutos o más. Por supuesto, antes de empezar yo ya andaba usando las plataformas, puesto que con el barro costaba trabajo desenganchar los pedales. Con plato pequeño y esquivando todo el tiempo las caídas debidas a los resbalones, vamos subiendo muy poco a poco. Encontramos a nuestro paso varios socabones. Hasta en 3 ocasiones tuve que parar para quitar barro con las manos porque la bici literalmente no andaba. Los piñones iban saltando solos cuando menos lo esperabas. Cuando digo que no andaba, es que no andaba, ni siquiera empujándola, así que algún trozo tuve que hacerlo cogiéndola en peso (peso que se había duplicado por lo menos de la que llevaba encima...). El auténtico festival del barro.
Como es obvio, al llegar a Gines la gente ya no nos miraba como si fueramos personas humanas, nos miraba como si fuesemos animalicos del campo. Las bicis lo sufrían en silencio, así que ponemos la directa hacia Bormujos, en concreto hacia la gasolinera. No se me olvidará la cara con que nos miró la chavala de la gasolinera.. Y es que no era para menos:
Qué conste que ahí ya solo quedaba parte del barro. La otra parte la habíamos quitado con las manos o se había caído en los km de asfalto y badenes que separan Gines de Bormujos. Pero bueno, nada que no pudieran solucionar los justicieros del barro:
Las conclusiones que se pueden sacar de esta ruta es que nos encanta hacer estas cosas. La próxima vez que señaleis a alguien por la calle llamándole loco, planteaos si no es mejor ser un loco feliz que ser un perdedor y levantarse temprano para seguir siendo un mierda.
MENEA Y HORNEA!!!!
