(Por Leni)
Bueno, aquí viene mi crónica. Aviso de que va a ser larga. Pónganse cómodos!!!
Para empezar, cuento un poco en qué condiciones afrontaba la carrera. Tras Paterna 47, salí con Víctor a entrenar el martes (semana y media antes de la carrera). Estaba que me salía, nos marcamos una ruta entretenida con algunas subidas curiosas. No llegué ni cansada, pero cual fue mi sorpresa al día siguiente, que cogí la bici por el pueblo para ir a una tienda, a la segunda pedalada tenía un dolor insoportable en la rodilla. De hecho, no podía ni pedalear en llano con el plato pequeño. Me tuve que bajar de la bici e ir andando. A partir de ahí, comenzó la odisea: Molestias constantes en la rodilla "buena". Me inclino a pensar que fue una sobrecarga en alguno de los músculos cercanos a la rodilla, o alguna contractura, que hacían que pedalear lo más mínimo me produciese un dolor insoportable. En ese momento tampoco me preocupé demasiado, podía dejar pasar lo que quedaba de semana de reposo, y aun me quedaría una semana para salir algún día más (nuestros entrenamientos en el puente por la zona del Ronquillo se fueron al traste). Lo peor vino en la semana de la carrera. El tema de la lesión no mejoraba, aunque me estaba tratando con una crema. Además se mascaba la tragedia en forma de infección de garganta y preveía que la regla me viniese justo para la carrera. El martes hicimos la prueba de salir por llano, y a los 9 km tuvimos que darnos la vuelta porque me dolía la rodilla. El jueves fui a la farmacia a suplicar que me dieran algo para echarme que me hiciera aguantar de forma digna la carrera.
Llegaba el viernes por la noche, y no tenía ganas ni de preparar las cosas para la mañana siguiente, porque además se confirmaba que nuestro amigo Francho no podría acompañarnos. Vino Jose a buscarme, y a duras penas revisé por última vez la bici y la cargamos en el coche. Se confirmó que la regla me daría problemas, aunque la infección de garganta no había ido a más, y mi única opción era rezar porque el reflex me permitiera terminar aunque fuera la ruta corta. Había conocido el miedo, ahora quedaba enfrentarse al Puma.
Suena el despertador a las 6:30. Me visto y me pongo abrigo encima porque está lloviendo bastante. Me esfuerzo por hacer un desayuno decente, aunque solo tengo ganas de vomitar por los dolores menstruales. ¿Lo llevo todo? Venga, vámonos!!. Con los nervios ya a flor de piel, espero a mis amigos en la gasolinera y partimos hacia Paterna. No para de llover y llegando a Paterna cae la del tigre. Pienso "Más barro, más emoción!! Si la rodilla me lo permite, me voy a sentir como en casa". Aparcamos donde podemos y empezamos a preparar las cosas. Ya casi es la hora, nos montamos en las bicis y partimos hacia el cajón de salida. A mitad de camino empiezo a gritar "Jose te voy a matar!!!!!!". Él había montado mi rueda de atrás y no le había puesto el freno jajajajaja. Me paro y lo coloco. Ya en el cajón de salida me echo Reflex en la pierna y cruzo los dedos para que todo vaya bien. Nos hacemos alguna fotillo y comienza la carrera. Jose y yo nos convertimos en inseparables, así que hablaré en plural.
Ya en el trayecto del pueblo empiezan a verse pinchazos y caídas. Me sorprende, porque vamos parados prácticamente. Salimos del pueblo y empezamos a coger velocidad cuesta abajo. Vamos en el grupillo de los últimos, y en el primer llano, decidimos apretar un poco para adelantar a gente. Veo al chaval fuertecito de la Rockrider 5.1 y le digo a Jose "Le doy mi voto de chunguez a ese tío. Creo que nadie le superará". Claramente fue una apuesta segura jajajaja. En este tramo íbamos junto con Diego y May, y yo grité en varias ocasiones "ORGULLO PUMA!!!" y "VAMOS PEPIIIIII!!". Había decidido que si me tenía que retirar, al menos iba a liarla el rato que pudiera pedalear jajaja. Nos descolgamos un poco, y pronto nos encontraríamos en tierra de nadie. El chubasquero empezaba a sobrar (ya llovía menos). Paramos para quitarnoslo y ganamos puntos en chunguez, porque nos adelanta el coche escoba. Somos los últimos de los últimos. Nos vemos solos en medio del camino, nadie detrás, y no vemos a nadie delante. Jose me dice: "Quilla, parece que hemos salido de ruta los dos solos como siempre...". Empezamos a entrar en calor y apretamos el ritmo. Siento pinchazos en la pierna, pero yo ni puto caso, solo pido que no empeore. Empezamos a alcanzar a gente y a adelantar. Les damos una lección de como se baja al equipo Conor de Carbono y mis piernas empiezan a entrar en calor.
Salimos de la zona de pisteo y ya en los caminos la cosa mejora. La zona es preciosa a la vez que dura, el ir adelantando a gente (incluído el coche escoba) nos motiva. Uno de los grandes momentos fue la llegada del primer cortafuegos. Desde lejos vemos que la gente lo sube andando, pero nosotros somos del S.B. Pepineitor, y llegamos al repecho gritando pidiendo paso. Jose tiene más suerte que yo, que me veo obligada a esquivar peatones hacia la derecha, donde el terreno era un infierno, en cuanto puedo me paso al margen izquierdo esquivando de nuevo, que estaba igual de malo. Conforme subo voy escuchando detrás mía comentarios del estilo "mira la tía esa como sube...." que mostraban una mezcla de sorpresa y humillación por parte del personal. El orgullo puma estaba allí conmigo, y me dio fuerzas para llegar hasta arriba, a pesar de los pinchazos en la rodilla (que empeoraban en estas subidas tan fuertes). Hasta el primer avituallamiento la cosa fue mejorando por momentos. Cada vez me subía más, al ver que la rodilla no empeoraba demasiado con los repechos y que no parábamos de adelantar a gente. Bajando puedo decir que nadie nos adelantó, y subiendo fueron muy pocos los que lo hicieron. En una bajada preciosa por el cauce de un río donde por la trazada cabía poco más que la rueda de la bici, iba lanzadísima delante de Jose y tenía un chaval delante que iba mucho más lento, así que me quedo a su ritmo, y me llevo el único susto del día (la caída de después no cuenta como susto jajaja). Cogí una rama o algo que casi me hace irme al suelo, con el consecuente grito. Más adelante el chaval de delante me confesaría que pensaba que me había hostiado, a lo que yo contesté "yo también!!" jajaja. Por esta zona conocimos también a mi archienemiga: Una chavala fuertecita a la que adelantamos en un cortafuegos, que a partir de ahora será "la gorda", y que motivó mi último esfuerzo antes de llegar a meta..
Llegada al primer avituallamiento, nos comemos una barrita (yo hago realmente un esfuerzo por comer y beber, y casi consigo comerme la barrita entera), me echan reflex y continuamos. Más repechos, cada vez vamos mejor. Paramos en un control y me vuelvo a echar reflex, ya que el dolor está ahí y no se va. Se acerca uno de los grandes momentos de la ruta: Jose divisa a lo lejos a Diego y May, y empezamos a gritar ganándonos el respeto de los que rodaban a nuestro lado jajajaja. En ese momento lo único que cabía en nuestras mentes era alcanzarles: Era Tiempo de Caza!! En cada bajada les recortamos más distancia, hasta que llegamos a una de las bajadas más chungas, que acababa en un río y comenzaba El mortirolo. Bajamos como rayos y cuando nos acercamos al río, May estaba terminando de cruzarlo. Por supuesto, llegamos gritando "Diego maricona" y demás comentarios llenos de belleza. Cruzamos a toda leche el río sin pararnos a pensar por donde, con lo que mojamos a todos los que andaban indecisos cruzándolo a pie. Cambio de una forma rapidísima y empiezo a apretar hacia arriba, dejando atrás a May y alcanzando a Diego. Subimos, subimos y subimos. Dejamos atrás a estos dos y seguimos a un ritmo infernal hasta llegar al 2º avituallamiento. Estamos que nos salimos!!!!! Pechá de comer impresionante aquí, además de reencontrarme con los lugareños de la organización a quienes eché una mano el año anterior. Cuando ya nos íbamos llegan Diego y May, y nos quedamos con ellos un rato grande más.
A partir de aquí, la ruta fue prácticamente otra. Compartimos los km que quedaban entre los 4, haciéndonos fotos y ya con menos orgullo puma. La zona era preciosa, y ya la tendencia era a bajar. Los nervios ya habían desaparecido, y la rodilla ya no molestaba. Eso sí, comenzamos con otros problemas: unos retortijones bastante molestos, consecuencia directa de la regla. Disfrutando del paisaje llegamos a nuestro último avituallamiento, donde comemos algo más, y aprovecho para quitarme el barro de las calas, que empieza a molestar al desenganchar. Justo estando parados aquí, pasa la primera fémina como un rayo. Quedaban poco más de 15 km para meta. Jose y Diego iban delante, y May y yo algo más atrás. En una de éstas, me despisto mirando hacia atrás, y cuando miro hacia delante, me veo metida sin remedio en un desnivel de barro, se me va la rueda de delante y salgo volando hacia la derecha junto con la bici. Caigo a un lado del camino, sobre barro con hierbecita, el mejor sitio sobre el que caer, porque el barro estaba blandito y calentito. Me quedé inmovil por lo menos unos 15 segundos, pensando "qué agustito se está aquí...". Tanto que el chaval que venía detrás y me había visto caerme, se paró a preguntarme si estaba bien to asustao el pobre. May me preguntó desde lejos si estaba bien y le dije que sí, que tirara para delante. Mientras estoy en el suelo, me adelanta mi archienemiga "la gorda". Tras comprobar que todo estaba correcto, reemprendo la marcha riéndome sola de la hostia tan tonta que acababa de tener, y sin poder enganchar las calas porque están llenísimas de barro. Diego y May se nos van porque paramos a limpiar un poco mis calas. Bajamos, bajamos y finalmente llegamos al llano antes de la subida al pueblo.
Durante todos estos km, en los que se ve a lo lejos la meta, yo ya iba de bajona. Aunque mis piernas me pedían que acabara ya, yo no quería que acabara aun esta experiencia tan bonita, se me había hecho corta. Cuando nos acercamos a la subida al pueblo, mis cuadriceps ya no daban más de sí, iban dando amagos continuos de tirón. De repente vemos a lo lejos a "la gorda", casi en la base del pueblo. Le digo a Jose "por mis muelas que esa no llega a meta antes que yo, así me revienten las piernas!!!". De nuevo el orgullo puma estaba allí conmigo. Empezamos a darle más caña, la cuesta cada vez más cerca, le digo a Jose que tire para arriba, que seguro que consigue subirla entera, y que me esperase en meta. Consigo adelantar a mi archienemiga, y poco antes de llegar al asfalto, ya con bastante ventaja con la gordi, pongo pie a tierra y comienzo a empujar hacia arriba. Agradable sorpresa al terminar de subir la cuesta y ver que Jose me esperaba allí para terminar juntos, y más aun al contarme que la había subido enterita jejejeje. El último repecho fue de lo más emocionante, la gente me animó un montón y entramos por meta Jose y yo agarrados de la mano. Reconozco que crucé la meta con las lágrimas saltadas de la emoción. Pasará tiempo hasta que olvide las sensaciones (fuertes, sin duda) que he vivido en la que ha sido mi primera carrera de BTT.
Tras hacernos algunas fotos con Diego y May, que nos estaban esperando en meta, nos fuimos a lavar las bicis, recoger los coches, ducharnos y comer. Para estos momentos, yo ya no aguantaba más el dolor de la regla y los retortijones. Empecé a encontrarme tela de mal, los dolores tan fuertes de barriga me provocaban sudor frío, y lo que parecía una ligera bajada de tensión... "Al menos he podido terminar la ruta corta..." decía justo después de pensar, una y otra vez tanto en ruta como al finalizar, que si no hubiera tenido la lesión y los demás problemas, habría podido hacer la ruta mediana o quizá la grande. Ya veremos el año que viene.
Se me habrá olvidado comentar un millón de cosas, pero lo que no se me va a olvidar es decir que Diego, May y Víctor (que finalmente corrío por Francho, ya lo habréis leido en su crónica) son unos máquinas. Diego y May habían tenido una boda la noche anterior, y además no habían entrenado, lo que explica los continuos problemas que tuvo May en los cuadriceps durante la ruta. Además tuvo varias caídas tronco por el barro en las calas. Y Víctor... ¿qué decir de él? Es un Pro con Orgullo Puma y chunguez, gran fichaje para esta gran sección biciclista. Me estuve acordando de él toda la ruta, porque gracias a lo que me enseñó el día que salí con él, pude subir las cuestas más chungas y mearme en muchos Pro jejejeje. Y Francho, el año que viene hacemos la larga, ha sido una mala suerte que no pudieras venir, con toda la ilusiñon que teníamos los 3.. :( Y para el postre dejo lo mejor: mi Jose. ¿Qué haría yo sin él? No se separó de mi lado en toda la carrera. Para mi ha sido una victoria el poder terminar la corta dadas las circunstancias, y se que para él también, porque lo ha pasado muy mal viéndome la semana antes. Le doy las gracias públicamente por sacrificarse haciendo la ruta corta, cuando él podría haber hecho la larga seguro.
En fin, una experiencia que la misma tarde tras la carrera ya estaba deseando repetir. Inolvidable. Irrepetible. Grande. Viva el S.B. Pepineitor y el Orgullo Puma!!!!!
