jueves, 24 de julio de 2008

Toma de contacto con la noche

Por José Antonio

Bueno en realidad lo que anunciaba en post anteriores de 1ª Nocturna S.B.Pepineitor lo dejaremos en una breve toma de contacto con la noche.

Ocurrio el Lunes, después de dejar a David Nápoles en su casa me fuí a ver a Elena a Bormujos, sabiendo que tendría que volver de noche, pero era algo que en principio me atraía tras leer alguna que otra crónica de salidas nocturnas en algún foro.

Bueno a eso de las 11:05 de la noche salgo de Bormujos tras despedirme de Elena con los correspondientes ten cuidado por ahí, veo varios tipos de ritos de apareamiento justo antes de llegar a la rotonda del Sloopy, desde donde entro al camino de la autopista por el lado del hospital para dirigirme Espartinas, como descubrí con posterioridad fue una mala elección pues los coches que venían de frente por la autopista me deslumbraban cada dos por tres, por lo que la pupila no se acostumbraba a la falta de luz.

Tengo que decir que como miembro de este club me acompañaban la Chunguez y Paquetillez, por lo que no llevaba ni una triste luz ni un triste reflectante salvo los del casco, y la luna que yo creí que me acompañaría pasó de salir esa noche, por lo que creo que tarde en recorrer los 6 km que separan Bormujos de Espartinas unos 45 minutos, el triple de lo que suelo tardar.

Una vez en el camino y tras ver lo que deslumbraban los coches decidí cruzar lo antes posible al otrro lado por alguno de los túneles que hay. El primero lo descarté porque estaba anegado de agua y entre que no se veía una mierda y encima mojarme la espalda de vete tu a saber que, pasé de él. El segundo tras pasar por donde estaba el poblado chabolista hace unos meses, fue descartado, primero porque está cortado y tienes que entrar andando y segundo porque no quería despertar a Papá Rumano y los Rumanitos en caso de que estuvieran dentro, así que tendría que ser por el siguiente o me veía llegando a Umbretes. Por primera vez desde que tengo uso de razón me ví mejor en las subidas que en las bajadas, las cuales las hacía frenando, porque daba la casualidad que siempre me deslumbraba algún coche. Pedaleando pedaleando llegué al tunel, que estaba más negro que el ojete de Etó y que a medidad que te adentrabas te envolvía el silencio y la penumbra, no tendrá más de 20 metros de longitud, pero se me hizo eterno y lo pasé acojonao.

Una vez atravesado llego a la hacienda de Mejinas y cojo el camino asafaltado hasta Espartinas donde me encuentro con una parejita viendo una película en el asiento de atrás de su coche...

Al final llegada a casa sano y salvo y con ganas de organizar ua salidita nocturna, eso sí con su corresposdiente luz.

Nos vemos de nuevo en la Cárcava, que por fin logré vencerla con la ayuda de May y Diego.

Podeís ver la ruta aquí.

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