Por Jose Antonio Cuberos
Bueno este miércoles a eso de las 8 de la tarde salíamos de Gines May, Francho y yo. La idea era rodar por la comarca aljarafeña en busca de los depósitos de aljarafesa que están en Olivares.
El grupo atravesó la localidad de Gines buscando el Cordel del Patrocinio que nos llevaría pasando por el término municipal de Espartinas a Villanueva del Ariscal, a la espalda del colegio Europa el camino estaba cortado porque están metiendo una tubería, así que bici al hombro y me subo al "vallao" cual cabra montes culebreando por la sierra, para coger una "rodá" de un tractor por la finca de al lado, justo antes de salir otro ciclista que venía de frente, que tuvo que hacer lo mismo, vio un billete de 5€ y se tiró como un poseso para cogerlo, al final descubrió que era un espejismo y pasó por nuestro lado con resignación y deseando que se lo hubiera tragado la tierra (es lo malo de las caídas por los automáticos que normalmente te ve alguien).
Atravesamos la Verea y recorremos estos caminos tan frecuentados en mi infancia espartinera o espartileña y antes de darnos cuenta nos encontramos en Villanueva, allí hacemos un pequeño “pa ná” en busca de un camino para no coger un trozo de carretera, que como indica su nombre no llevó a ningún lado.
Salimos de Villanueva por carretera dirección a Olivares y a unos 300 metros nos desviamos por el camino que aparece a la derecha, llevamos un ritmo bueno y el viento que nos había acompañado de frente todo el camino ahora nos da de costado, por lo que esa sensación que llevábamos de ir frenado desaparece. Antes de llegar a Olivares la cantidad de polvo que había en el camino nos hace rodar pegados para no tragarnos el que levanta él que nos precede.
Una vez en Olivares cogemos el camino de Alcalá que está muy bien cuidado y dónde se pudo ver algún bando de perdices, en vez de bajar al camino amarillo por el camino, decidimos seguir subiendo a los depósitos para bajar por carretera, en estas subidas Francho se descuelga un poco, pero teniendo en cuenta el poco tiempo que lleva se comporta como un campeón.
Una vez en los depósitos nos tiramos a tumba abierta por la carretera Francho y yo, May se lo tomó con un poco más de calma, me estorba un poco una moto y Francho aprovecha para adelantarme, pero no contaba con que yo estoy más loco que él y le doy caza casi al final rodando a 70km/h, después de quitarnos de en medio al de la moto.
Una vez que llegamos a las depuradoras tiramos a la derecha por el camino amarillo dirección Sevilla, a la altura de Salteras alguno empieza a notar el esfuerzo y la falta de costumbre y se le atragantan alguno de los repechillos del camino, pero de repente tras pasar el repecho que hay con el cruce de la carretera se nos revela y pone un ritmo de treinta y tantos, así que ponemos fin a ese intento de golpe de estado, que todos sabíamos que estaba condenado al fracaso.
Una de las cosas que me gusta del camino amarillo es la presencia de animales silvestres (no solo de dos piernas, dos ruedas o cuatro con los que te puedas cruzar) con los que te puedes cruzar, rara es la vez que prestando atención no se ve algún bando de patirrojas, conejos o liebres, esta vez un pequeño lebrato cruzó el camino como alma que persigue el diablo.
Bueno pues después de pasar el cruce con la cañada real de Isla Mayor nos vamos preparando para la única subida de cierta dificultad del día “La Bañera”, o lo que es lo mismo la subida a Valencina desde el punte con casetilla de la vía del tren. En esta subida May demostró que ya está cogiendo de nuevo la forma después de estos meses sin salida, yo sin embargo preferí subirla junto con Francho para que se le hiciera menos dura, al final se subió bien sin no algo de sufrimiento.
Atravesamos Valencina y cogemos el carril bici dirección Gines, donde nos esperaba Leni y con la que estuvimos hablando un rato mientras cargabamos las bicis para la vuelta a Sevilla.
Ver mapa.
Como siempre, echamos un buen rato y encima hicimos algo de deporte.
Hasta la próxima salida.
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